¿Navid… ah?
Bueh… no sé, pero algo me dice que el universo se está moviendo de manera más rápida cada vez. O sea, los años duran menos y con ello las cosas buenas: cada vez los seres humanos morimos más rápido, más tristes y de peor manera (la moda es: por atraco o secuestro, cáncer o peores), somos más pobres, damos más lástima, etc. como si “la suerte” (o bendición, como lo quieras ver) de la humanidad en general fuera inversamente proporcional al tiempo. Prueba de ello es lo hermosamente sombrío que ha sido esta navidad en este país (mi país, tu país). Afrontémoslo, cada vez da menos animo de celebrar la navidad porque no hay con qué: o sea, la navidad se caracteriza por el despilfarro absurdo de dinero en tonterías que en su mayoría solo serán usadas por poco más de tres meses (salvo unas que duran un poco más o menos) y, debido a la crisis mundial, el alto índice de delincuencia, desastres naturales, los pitufos, etc. ya da como que flojera (o “dolor de b*las”) invertir en ese negocio como a