//vidalhoaxer

Disleixy y Yordman Ven, mamita, te hago la trencita, la clinejita también. Venga, catira, la pongo punketa, te saco mechita, te saco la greñas verdes, azules, lo que tú quieras, aquí todo bueno y barato, pura calidad, te pongo el pirsin sin dolor, el de Britny. Mira, te abro güequito en el lóbulo, te pongo arito en la bemba, mi negra, en la nariccita, te pongo en la ceja, en el marutico pa’ que te vea linda con franelilla pa’ que levante al novio. Venga, mamita, te hago derris, mira que tiene ese pelo eponjao, tiene friz. Ven, te hago la perma, te emparejo lo cabellos, hago corte ecalonao, la platabanda palo Yoldan. Vente tú, hago tatús, mira la foto, el catalog, tengo aerograf. Venga, mi negro bello, papirruqui, te hago la crencha como Bomarly, lo drelos, tengo la sábila, tengo pirsin de yapayá de yelbita santa. Venga, señora bella, le hago las nails, tengo lacrílicas, garantizadas, pura calidad, te puedes bañal con ellas, no se caen, esa pega es la propia, te las pinto con mi arte,

Bueh… hace algún tiempo un francés loco (Nostradamus) y unos mexicanitos (los mayas) se encontraban sin nada útil que hacer y empezaron a entretenerse adivinando como sería el fin del mundo. El primero empezó soñar con destrucción y violencia (nada diferente de lo que vivimos hoy en día) y los otros hicieron una especie de ruleta de la fortuna en la cual el número de la suerte era el 2012 dC. ¡Ah! Y muchos años antes, otros chamos (guiados por el espíritu santo) escribieron un libro como los de Horacio Quiroga (¡me encantan sus cuentos!) llamado en “Apocalipsis” (Buahahahaha). Yo no les creo mucho a ninguno, prefiero creer que nosotros mismos decidimos hacer realidad esas fantasías. O sea, para mí una profecía (del latín prophetia, y éste del griego propheteía, predecir, hablar en lugar de.) no es más que una predicción, una especulación basada en las cosas que uno ve, por ejemplo: si ves que el cielo se nubla y el ambiente se torna gris y húmedo podrías “profetizar” que va a llover, p