#002 – ¿En qué mundo vivimos?

En estos momentos son las 11:17 p.m. del día Viernes, 09 de noviembre de 2007. Estoy en la casa de una tía mía (a 4 pisos de altura) por motivos que me da flojera explicar. Acabo de ver una de las cosas más repulsivas que pueda haber en este mundo: el maltrato físico, y lo cómico es que no fue un video, sino un reality show (o sea, fue ante mis ojazos tapatíos). Es increíble lo impactante que puede ser ver cómo llega un tipo y (sea cual sea la causa) le aprieta el cuello a “su mujer” hasta desmayarla, y no contento con eso sigue y sigue hasta que… se aburrió. Fue traumático oír los gritos desesperados de un infante de no más de 5 años rogándole a su papi que la soltara. Fue vergonzoso ver que varias personas seguían en lo suyo como si nada de otro mundo estuviera pasando… y es porque en realidad eso ya no es nada de otro mundo.

Una de las muchas cosas que me han hecho la persona complicada, cerrada y con cierta obsesión por las mujeres (entre otras) fue mi padre. Él era un macho de esos que llegan tarde los viernes, no niego que era pana y todo eso, pero como todo hombre (macho vernáculo) demostraba su hombría montándole cachos a mi mamá, llegando ebrio los viernes en la madrugada y para rematar, si ella (mi mamá) le terqueaba, le daba sus regalitos (y no eran los de navidad). Nuestro aprendizaje en la infancia está marcado por reglas establecidas hace muuuchos años en un sistema (bien mal hecho, por cierto) llamado sociedad. Desde que nacemos se nos enseña que el varón es el hombre de la casa, debe trabajar, y bueh… hacer cosas de hombres; la mujer, en cambio, es sumisa, debe someterse a la voluntad del hombre y blah, blah, blah. No niego que pueda ser así ¿Por qué no? Pero… al hombre se nos enseña (con hechos y palabras) a ser una mierda con las mujeres. Tu papá, tus tíos, panas, etc. Siempre van a andar dándote consejitos sobre como domarlas. Lo primero es la bendita presión sexual (no lo niego, me obstina que me pregunten a cada rato si ya yo… o no). A cada rato preguntan si tienes novia, si ya “mojaste el chaparro” (jajaja, que patético), y llega un momento en el que el cerebro hace crack (eso es psicológicamente cierto, créanme, yo sé manipular. ¡Buahahaha!) y en la mente se llega a una conclusión muy obvia: las mujeres son para el sexo…y ya. Mientras más “jevas” tengas, mejor; ¡si hasta te regalan los condones! (y así te ahorras dinero, porque ahorita están cariñosos). Del otro lado de la ventana, están las niñas jugando con muñecas, pensando de una vez en ser esclavas del hogar y madres, no niego que tener un hijo sea maravilloso, pero… ¿a los 5 años? Eso es un adoctrinamiento demasiado fuerte (espero que no se malinterprete), es cierto que las mujeres deben ser buenas madres pero lo que me inquieta es pensar que mientras las niñas aprenden a ser objetos, [Objeto: (del latín objetum), es todo ente limitado, con una función precisa, al que puede colocársele una etiqueta verbal, que puede definirse… (Wikipedia)] a los chamos se nos enseña a hacer lo que nos da la gana. ¿No es curioso?

Bueh… tampoco nosotros tenemos la culpa. Hace bastante tiempo (cuando las féminas eran verdaderas esclavas sin voz ni voto) una que otra mujer abrió los ojos y peleó por sus derechos (igualdad, etc.) fíjense todo lo que se ha logrado hasta ahorita: pueden votar, estudian… y ¿cómo usan esas cosas que se consiguieron con sudor y sangre? Pues empatándose con el malandrito, con el machote. Las madres les aconsejan sabiamente a sus hijas “mija, empátate con uno que tenga real” ummm… creo que es obvio ¿no? El tipo le puede pegar, montarle cachos al frente y la muy tarada (tengo palabras más fuertes y exactas pero no me gusta usarlas) lo defiende, porque él es su hombre, él, muuuy en el fondo la ama… lógico, mientras tengas la entrepiernas dispuesta, le laves, le planches, en fin, seas su objeto (hasta se oye bonito), el te va a amar [Amar: palabra de cuatro letras que se usa mucho cuando se desea obtener algo o recuperar una inversión (Vidalpedia)].

Bueh… no sé qué decir, aunque ahora es que me falta. Me siento… ¿frustrado? Tal vez… ya no sé… es sábado, son las 12:13 a.m. Me voy a dormir, mañana tengo que levantarme temprano a ver si llego a tiempo a mi casita.